Día 25 (26/1/19)
Cueva de los Leones y cajeros
Un colchón con somier es la mejor receta para el buen descanso, y como los tanteos para la excursión a Isla Pingüino indicaban dejarla para el día siguiente, nos dedicamos a hacer un circuito cercano a la ciudad, que comprendía Cueva de los Leones, Cueva del indio, Punta Cavendish y Las Piletas.
Las partes elevadas del circuito permiten buena vista de la ciudad y la Ría y con un poco de suerte se pueden ver delfines jugando en el agua.
Una siesta después del almuerzo y
otra caminata para seguir recorriendo y descubriendo la ciudad.
En el ínterin cerramos trato con la empresa Los Vikingos para hacer la excursión al día siguiente y como el pago era en efectivo tuvimos que recolectar dinero de los cajeros usando distintas tarjetas.
Aunque parezca mentira, ¡un cajero del Banco Nación de Puerto Deseado se tragó mi tarjeta! Un plomo, tuve que denunciarla porque era sábado y el lunes nos íbamos temprano. No había tiempo para esperar que abran el banco y revisen el cajero.
Igual pudimos juntar la plata, la excursión no corría peligro.
Esa noche queríamos comer cordero patagónico y me habían recomendado el restaurante “Lo de Piola” como lo mejor de Puerto Deseado. El local, en una esquina céntrica, se veía bien puesto y se llenó enseguida de gente del lugar, que se saludaba con el dueño y también de mesa a mesa. Propio de una localidad pequeña como ésta.
El primer desencanto vino cuando nos enteramos que los sábados no funciona la parrilla (¿no es raro?) lo que restringía sensiblemente la carta. Pregunté por algún plato preparado con cordero y ahí llegó el segundo desencanto.
De las opciones que quedaban y para no caer en una oprobiosa minuta, ya que se trataba de un pueblo con mar, elegimos una picada de mariscos que figuraba como la especialidad de la casa. Algo debe haber fallado porque durante casi una hora vimos cómo se despachaban los pedidos de los demás comensales, incluso los que habían llegado después que nosotros. La moza que nos había atendido no volvió a aparecer y cuando me acerqué a la caja a reclamar sólo encontré caras de asombro. Al rato vino el dueño a disculparse prometiendo una rápida solución.
Lamentablemente la picada estaba mal servida, era una mezcolanza de bichitos en un plato y parecía descongelada a medias con microondas. Lamentable.
Con cierta desazón nos retiramos en silencio, mejor reservar energías para el día siguiente que había que estar tempranito en el muelle.
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No todos dormimos la siesta ... Nosotras salimos a hacer el circuito de la película "La patagonia rebelde"!
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ResponderEliminarQué imponente esa cueva con Luis en la entrada! Gigantesca!
Como siempre... fabulosas las fotos! El cielo y el agua tan azules!
Lamento la desilusión con "Lo de Piola"... Estoy seguro de que poco después compensarían la descarriada fallida!
Enrique