martes, 30 de junio de 2020

Dia 27

Día 27 (28/1/19)

De Puerto Deseado a Camarones

Para ir de Puerto Deseado a Camarones hay que atravesar Comodoro Rivadavia y esto nos daba la oportunidad de recorrer de pasada la ciudad y sus alrededores. El día pintaba excelente, algo ventoso para variar, pero despejado.

Llegando a Comodoro Rivadavia desde el Sur

Video: viento del Oeste

Antes paramos en Caleta Olivia para hacer nafta justo frente a ‘El Gorosito’, monumento al trabajador petrolero que representa a una actividad clave de la economía regional.


El Gorosito

Continuando hacia el norte, la RN3 bordea el Mar Argentino entregando hermosas vistas de la costa. La meseta patagónica deja entonces paso a suaves ondulaciones que preceden la llegada a Comodoro.

Video: entrando a Comodoro

En algunos tramos la ruta estaba un poco deteriorada pero se veían los trabajos en un nuevo terraplén. Evidentemente esos tramos se convertirán en autovía.

Video: ¿quién es el contratista?

Paramos en Rada Tilly para recorrer un poco la costanera.

Costanera de Rada Tilly, al fondo Punta Marqués

Costanera de Rada Tilly

Más tarde subimos con el auto a la Reserva Natural Punta Marqués, que avanza sobre el mar y permite una hermosa vista de la Rada y la ciudad.

Vista de la Rada

Video: Mirador de Punta Marqués

El persistente viento del oeste levantaba mucho polvo, al punto de ocultar de nuestra vista a la no muy lejana Comodoro Rivadavia.

Video: Comodoro Rivadavia y RadaTilly desde Punta Marqués

Video: de regreso de la Punta cruzando el istmo

Cargamos combustible y continuamos para llegar aún de día a Camarones. Nos alojamos en una cabaña del Complejo Indalo Inn que mostraba cierta precariedad, aunque la ubicación del complejo y su entorno eran agradables.

Cuántos años tendrá este cartel?

Una vez ubicados nos dedicamos a recorrer el pueblo.


Cenamos en el Hotel Indalo, de los mismos dueños de las cabañas y uno de los poquitos lugares en donde poder sentarse a comer.

Ya de vuelta en la cabaña, empezamos a sentir olor a gas y decidimos apagar el termotanque y cerrar la llave de paso para dormir tranquilos. Pero realmente era un contratiempo, máxime estando en el sur, porque la calefacción y el agua caliente son muy necesarias. Ya habría tiempo de avisar al día siguiente.

Dia 26

Dia 28


lunes, 29 de junio de 2020

Dia 26

Día 26 (27/1/19)

Isla Pingüino

La excursión a Isla Pingüino despertaba en mí mucha expectativa y curiosidad, en parte por la poca información disponible y en parte por tratarse de un lugar completamente aislado y casi virgen.

Como es área protegida, el acceso está restringido a una visita diaria como máximo para cada empresa de turismo (son 3 en total) y se solicita extrema colaboración a los visitantes para mantener el lugar en esa condición, evitando la interacción con la fauna en especial y con la naturaleza en general, manteniendo una actitud respetuosa y serena para no alterar a los animales. En la isla debíamos movernos en grupo, sin dispersarnos, no se podía escuchar música ni gritar, y todo lo que llevemos debíamos traerlo de vuelta. Afortunadamente el grupo que integramos interpretó y observó estas consignas y pudimos disfrutar por completo de la experiencia.

La lancha esperándonos

Nos reunimos tempranito en la oficina junto al muelle y mientras nos poníamos los chalecos salvavidas nos fuimos conociendo. Abordamos una lancha timoneada por Claudio y junto con la guía Chantal pusimos rumbo a la isla.

Luego de una hora de navegación saliendo de la ría hacia el sur llegamos a destino. En el camino nos explicaron la maniobra de descenso, ya que no hay muelle en la isla y se baja saltando de la proa a las piedras, húmedas y llenas de verdín, tan irregulares como uno pueda imaginarse.

Video: descenso en Isla Pingüino

A pesar de buscar un lugar reparado para el descenso, el oleaje no permitió que bajemos todos de una vez y fueron necesarias sucesivas aproximaciones para descargar todo el pasaje y las provisiones. Trepando las piedras para llegar a una parte seca, continuamos hasta una casucha para despojarnos de los salvavidas y el resto de la carga.


Video: Pingüinos de Magallanes

El siguiente tramo hasta el faro abandonado en la cima de la isla, nos cruzó con una multitud de pingüinos de Magallanes que buscaban la orilla, mientras las escúas nos sobrevolaban.

Faro

Isla Pingüino

Las escúas no permanecen en sus nidos junto a sus pichones, pero si uno, aunque sea involuntariamente, pasa cerca de un nido camuflado entre la vegetación, es probable que el macho o la hembra desciendan volando rápidamente sobre nuestra cabeza para golpearla de pasada con las patas. Chantal comentaba que el coscorrón puede seguir doliendo un par de días. La manera de evitarlo es alzando los brazos con un palo en la mano, o con la campera, para elevarles la referencia. Mejor hacerle caso a la guía…


Bajando del faro hacia el sur de la isla llegamos hasta la colonia de pingüinos de penacho amarillo y nos acomodamos entre las piedras blanqueadas de guano para contemplarlos bien de cerca.

Video: Pingüino penacho amarillo alimentando a su cría

Al cabo de un rato y como éramos tranquilos y no les inspiramos miedo, algunos comenzaron a acercarse con curiosidad y llegó un punto en que ya no sabía quién observaba y quién era observado.

Video: Mateando entre pingüinos penacho amarillo

Fue un festival de fotos y videos, mientras circulaba el mate con bizcochitos. Por supuesto, está terminantemente prohibido alimentarlos.

Video: Pingüino penacho amarillo curioso

Se sabe poco del pingüino de penacho amarillo y ésta es una de las pocas colonias conocidas fuera de la Antártida. De ahí su importancia.

Vista de la colonia

Pingüino penacho amarillo graznando

Video: chapuzón

La voz que se escucha es la de la guía conversando con quién sabe quién...

Perdí un poco la noción del tiempo con la grata compañía de los penachitos, pero por suerte la guía no y retornamos para hacer un almuerzo en un improvisado “living” a la intemperie. La buena onda y la camaradería hicieron el resto y más tarde seguimos observando fauna en una playita en el norte de la isla: pingüinos de Magallanes, lobos marinos, toninas, gaviotines, todos en su estado más puro.

Video: lobería en la isla

Restaba el descenso por las piedras húmedas para abordar nuevamente la lancha, pero eso era lo de menos.

En el retorno hubo tiempo para ver alguna tonina overa en mar abierto y colonias de gaviotines y otras aves en la costa.

Video: gaviotines en la costa

Video: avistaje de lobos marinos desde la lancha

La experiencia en su conjunto fue, sencillamente, magnífica. La calidez y profesionalidad de Chantal contribuyeron a ello, matizando el recorrido con anécdotas y mucha información, mientras Carlos había quedado al cuidado de la lancha por el oleaje.

De nuevo en tierra firme, a la tardecita quedó tiempo para explorar un poco los cañadones que están al oeste de la ciudad, adentrándose en la ría.

La cena en Puerto Cristal fue un digno corolario a la estadía en esta ciudad que guarda numerosos encantos apenas conocidos. Volvería con gusto.

Dia 25

Dia 27

domingo, 28 de junio de 2020

Dia 25

Día 25 (26/1/19)

Cueva de los Leones y cajeros

Un colchón con somier es la mejor receta para el buen descanso, y como los tanteos para la excursión a Isla Pingüino indicaban dejarla para el día siguiente, nos dedicamos a hacer un circuito cercano a la ciudad, que comprendía Cueva de los Leones, Cueva del indio, Punta Cavendish y Las Piletas.


Las partes elevadas del circuito permiten buena vista de la ciudad y la Ría y con un poco de suerte se pueden ver delfines jugando en el agua.


Una siesta después del almuerzo y otra caminata para seguir recorriendo y descubriendo la ciudad.


Estación del ferrocarril

En el ínterin cerramos trato con la empresa Los Vikingos para hacer la excursión al día siguiente y como el pago era en efectivo tuvimos que recolectar dinero de los cajeros usando distintas tarjetas.

Aunque parezca mentira, ¡un cajero del Banco Nación de Puerto Deseado se tragó mi tarjeta! Un plomo, tuve que denunciarla porque era sábado y el lunes nos íbamos temprano. No había tiempo para esperar que abran el banco y revisen el cajero.

Igual pudimos juntar la plata, la excursión no corría peligro.


Algo de Historia


Esa noche queríamos comer cordero patagónico y me habían recomendado el restaurante “Lo de Piola” como lo mejor de Puerto Deseado. El local, en una esquina céntrica, se veía bien puesto y se llenó enseguida de gente del lugar, que se saludaba con el dueño y también de mesa a mesa. Propio de una localidad pequeña como ésta.

El primer desencanto vino cuando nos enteramos que los sábados no funciona la parrilla (¿no es raro?) lo que restringía sensiblemente la carta. Pregunté por algún plato preparado con cordero y ahí llegó el segundo desencanto.

De las opciones que quedaban y para no caer en una oprobiosa minuta, ya que se trataba de un pueblo con mar, elegimos una picada de mariscos que figuraba como la especialidad de la casa. Algo debe haber fallado porque durante casi una hora vimos cómo se despachaban los pedidos de los demás comensales, incluso los que habían llegado después que nosotros. La moza que nos había atendido no volvió a aparecer y cuando me acerqué a la caja a reclamar sólo encontré caras de asombro. Al rato vino el dueño a disculparse prometiendo una rápida solución.

Lamentablemente la picada estaba mal servida, era una mezcolanza de bichitos en un plato y parecía descongelada a medias con microondas. Lamentable.

Con cierta desazón nos retiramos en silencio, mejor reservar energías para el día siguiente que había que estar tempranito en el muelle.

Dia 24

Dia 26