Tramo 2: San Miguel de Tucumán - Purmamarca
Para este tramo de escasos 600 Km, evitamos la RN68 que pasa por Salta y tomamos la RN 9 que en esta parte es una sencilla autovía de dos carriles por mano.
El placer de manejar
Ruta Nacional 9 - de S. M. de Tucumán a S. S. de Jujuy
La RN 9 nos permitió conocer de camino la Posta de Yatasto y recrear el doble encuentro de San Martín con Belgrano, que se vieron en esta posta una vez a solas y otra vez con la presencia de Güemes.
La Posta de Yatasto
La "cocina" de la Posta
Arribamos a Jujuy para un tardío almuerzo y encaramos la Cuesta de Bárcena, que es la entrada a la Quebrada de Humahuaca.
La Cuesta sube de los 1.259 MSNM de la ciudad de Jujuy a los más de 2.000 MSNM que marcan la entrada a la Quebradita en unos pocos kilómetros y al subir se siente un poco el efecto de la altura por primera vez. Por suerte el efecto fue leve y pasó enseguida.
Purmamarca nos recibió en un agradable atardecer, nos alojamos en El Refugio de Coquena, un buen complejo de cabañas a pasitos del centro de la ciudad, con una preciosa vista del Morado, el cerro que está cruzando la ruta y desde donde se puede contemplar magníficamente el cerro Siete Colores.
El Refugio de Coquena
Vista del Cerro Morado desde las cabañas
El Coquena es parte del imaginario puneño, es un hijo de la Pachamama (Madre Tierra), patrón de los animales y de los cerros. Se lo considera protector de las vicuñas, llamas y guanacos, y sólo permite la cacería a la vieja usanza (los famosos encierros), castigando a quien lo hace con armas de fuego. Es un ser fugaz que no se deja ver por los humanos, porque no es más que aire, un espíritu.
Con la bendición del mítico pastor, descansamos en nuestra primera noche en la Quebrada de Humahuaca.
⇐ Tramo 1
ResponderEliminarQué emoción patriótica debe sentirse en "La posta de Yatasto", tan nombrada en nuestros libros de historia!
Las fotos en las cabañas de Purmamarca, con ese fondo de maravilla, son especiales. Qué privilegio alojarse en semejante lugar!
Coquena estuvo muy presente en mi infancia, porque yo coleccionaba unos libritos dedicados al Noroeste, donde él aparecía siempre, protegiendo a los animales indefensos.
Enrique