Salimos de San Juan por la RN40 hacia el norte y sabíamos que al llegar a Talacasto teníamos que girar hacia el oeste para tomar la RP436. En el desvío no había más que un mísero parador, pero igualmente hicimos una parada rápida porque lo que venía luego era adentrarse en la sierra, donde seguramente habría menos chances de encontrar algún servicio.
¿Quién no recuerda el vino Talacasto? Era un clásico en las mesas porteñas hace unos cuantos años. Bueno, de la bodega ni noticias… por otra parte, en la zona funcionaba un complejo termal del que solo quedan ruinas al pie de las sierras, y también había una estación de tren perteneciente al Ferrocarril General Belgrano, hoy abandonada. Funcionó hasta los ’90, otro ramal que paró y cerró.
Estación Talacasto
Este lugar era conocido y habitado desde tiempos precolombinos, y al parecer también fue motivo de conflictos territoriales. Dejo un enlace que da nota de una antigua leyenda Diaguita sobre el origen de las aguas surgentes del lugar: (enlace)
Era temprano para almorzar en el parador, así que compramos unas onerosas golosinas y algo para beber, con la idea de volver rápidamente a la ruta para cruzar la sierra. El almuerzo quedaría para cuando estuviéramos ya en destino, en Barreal.
De vuelta al camino, la RP436 se adentra en la Sierra del Tontal para bordear el río Talacasto y conectar con la RN149, que completa el cruce y desemboca en Calingasta.
Los paisajes serranos llenan los ojos.
Ruta Nacional 149
Adentrándonos en la serranía, cruzamos la vistosa Quebrada de los Ratones.
Cruce de la Quebrada de los Ratones.
Ya se divisan nieves eternas
El último tramo, ya del otro lado de la sierra y con una hermosa vista de la Cordillera, conecta Calingasta con Barreal bordeando el río Los Patos.
Cordón del Ansilta
Resultó ser un camino entretenido y en buen estado, bastante enroscado en la parte que cruza la sierra, pero el trayecto completo insumió casi cuatro horas, lo que supuso llegar muy pasado el mediodía: cuando arribamos al hotel Acrux Barreal eran más de las tres de la tarde. En el hotel no había nada para comer y, después de dejar las valijas, salimos a buscar algún lugar en donde almorzar. Fue inútil, estaba todo cerrado. Terminamos picando unas empanadas (muy sabrosas, por cierto) en el parador de la YPF del pueblo.
Regresamos al hotel y el trajín de las horas de ruta se sumó a la digestión del tardío almuerzo. El día había empezado muy temprano con el sobresalto de la precipitada partida desde Ezeiza, y esa misma noche teníamos reserva en el CASLEO para la observación del cielo sanjuanino. Entonces todo el cansancio acumulado se resolvió con una siestita, para poder encarar la noche más frescos y renovados. Finalmente estábamos en nuestro primer destino.
Se viene Barreal! Qué hermoso el camino, con esas sierras recortadas en el cielo azul!
ResponderEliminarQué triste lo de Talacasto! Historia repetida de los 90'!
Impagable el cruce de la "Quebrada de los Ratones" con el fondo de la Cordillera nevada!
Lo reparadora que habrá sido esa siestita!
Enrique