jueves, 21 de julio de 2022

Salir volando

 

¿Qué mejor manera de empezar un viaje que con un imprevisto, un cambio de último momento? Alguna situación que, de movida, le ponga un poco de adrenalina al asunto, no sea cosa que tanta planificación termine por aburrirnos...

Cuando viajamos en avión, resulta muy cómodo para nosotros salir desde el Aeropuerto Jorge Newery, porque está a un paso de casa y es sencillo llegar. El vuelo de ida salía a eso de las 8.00 y dejamos las valijas listas el día anterior, para poder acostarnos temprano y estar bien descansados, ya que desde el mismo aeropuerto de San Juan nos íbamos manejando hasta Barreal. Le comento a Silvia que, ya que teníamos hecho el check-in por internet, iba a poner el reloj a las 6.00, que era suficiente para estar antes de las 7.00 en Aeroparque y ella me contesta que por las dudas lo ponga menos cuarto: ok.

Nos acostamos tempranito y despertamos al día siguiente a las seis menos cuarto, pero ¡oh sorpresa! en la casilla de correo había un mail de AA -enviado después de medianoche-, notificando ¡¡el cambio de cabecera!! Digamos que eran casi las seis de la mañana, estábamos cepillándonos los dientes y de repente nos enteramos que salíamos de Ezeiza y que teníamos que estar allá antes de las 7.00. El diablo había metido la cola y los bancos de niebla obligaron a cerrar el Aeropuerto, reprogramando e incluso cancelando algunos vuelos.

Teníamos hasta el taxi pedido, hubo que suspenderlo para pedir otro por el cambio de destino, y todo esto con la incertidumbre de poder estar a tiempo y no perder el avión. Por suerte conseguimos taxi (llegué a barajar la posibilidad de ir a Ezeiza con mi auto y dejarlo en el estacionamiento, lo cual por supuesto representaba un enorme gasto extra por la forzosa estadía de ocho días hasta nuestra vuelta), también tuvimos suerte con el trayecto porque la Ricchieri estaba despejada y pudimos llegar con el tiempo justo.

Yo no podía creer que cambiaran la cabecera manteniendo el horario de salida y sospechaba que el vuelo se iba a demorar, pero no se podía sobrar la situación especulando con un retraso en la partida. El apuro (y los buenos oficios del taxista) no fue en vano y llegamos sobre las 7.00 a Ezeiza, por lo que pudimos despachar el equipaje y pasar el escáner en tiempo y forma. Pero resulta que la niebla había llegado también a Ezeiza y el vuelo comenzó a demorarse, lo cual a su vez nos permitió desayunar. Al final terminó sobrando tiempo porque hubo un segundo aviso de postergación que agregó un poco de incertidumbre, ya que decían que la suspensión era por tiempo indefinido. Afortunadamente, las condiciones mejoraron y permitieron el despegue pasadas las 9.00. Puede decirse, después de todo el sobresalto, que tan solo fue un poco más de una hora de retraso.

😅

Aeropuerto de San Juan

Un poco de planificación

1 comentario:

  1. Anónimo5/9/22, 8:28

    Qué informalidad lo del aviso de cambio de cabecera tan tardío! Qué susto! Menos mal que al final salió todo bien! Por suerte ya quedó como una anécdota inicial del viaje...
    Enrique

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