De Barreal a Ischigualasto son unos 400 Km, que si bien a priori son factibles de cubrir en un día, dada la naturaleza del terreno y la poca información sobre el estado de las rutas, cabía la alternativa de que el trayecto se vuelva cansador.
Es entonces cuando aparece en escena el noroeste de San Juan, con la localidad de Jáchal como epicentro. Esta ciudad y su entorno presentan muchos atractivos, además ya la tenía en la mira desde hace tiempo por la Ruta Nacional 150, que es uno de los corredores bioceánicos que cruzan nuestro territorio de este a oeste y que pasa por esta localidad. Recientemente volvimos nuestra atención sobre esta ciudad a partir de un interesante curso dado por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, que le dedicó todo un capítulo a los Molinos de Jáchal. Estos molinos son reliquias (datan de mediados del Siglo XIX) que en algunos casos siguen funcionando y que en su momento representaron un incipiente polo agroindustrial en la región. El curso al que hago referencia se llama “Patrimonio Arquitectónico Argentino II” y dejo el link de esa clase para el que quiera profundizar en el tema: (enlace, ver a partir del minuto ‘43).
La inclusión de Jáchal permitía separar el recorrido desde Barreal al Valle de la Luna en dos tramos más breves, que a su vez propiciaban un mayor disfrute de los trayectos. Entonces, una vez definidos los destinos (Barreal, Jáchal, Ischigualasto y vuelta a la capital), solo quedaba por resolver donde alojarse en las cercanías de Ischigualasto, ya que no es posible hacerlo dentro del Parque Provincial. En la vez anterior (año 2007) nos alojamos en San Agustín del Valle Fértil, una pequeña ciudad a más de 70 Km del Parque, porque en aquel entonces no había alternativas mejores, pero en esta ocasión y considerando que íbamos a hacer la visita nocturna, busqué un lugar más cercano. El motivo obvio era el de acortar el trayecto de ida y vuelta al Parque, pero además recordaba que la ruta desde San Agustín (RP510) estaba llena de badenes y por si eso fuera poco la gente del lugar la usaba para tránsito pedestre de noche. Es cierto que en 2007 fuimos en enero y el calor durante el día era tremendo, lo que llevaba a las personas a esperar que anochezca y transitar por la ruta en la oscuridad (recuerdo que el último tramo fue un calvario); quizás en invierno no fuera así pero por las dudas mejor minimizar el trayecto. En esta ocasión elegimos alojarnos en El Chiflón, un hotel al borde de la ruta 150 apenas entrando en La Rioja, al pie del sistema serrano homónimo, que aparece como la última estribación del sistema de Talampaya, contiguo a Ischigualasto pero en la vecina provincia. El Chiflón dista algo más de 30Km de la entrada al Parque, sobre la RN150 tal como ya mencioné, lo que a su vez evitaba transitar la RP510. De esta manera aparecía la posibilidad de visitar nuevamente Talampaya y también de conocer el Parque Provincial El Chiflón, alternativas que dejamos abiertas en función de cómo se fueran desarrollando las cosas.
En cuanto a las distancias que teníamos que cubrir, y dado que contábamos con los días justos, preferimos en esta ocasión prescindir de nuestro vehículo, llegar en avión a San Juan capital y alquilar auto ya desde el mismo aeropuerto para partir hacia nuestro primer destino. Reservamos los dos primeros días en Barreal, dos días más en Jáchal y otros dos en El Chiflón, dejando para el final la estadía en San Juan capital para recorrer un poco la ciudad y visitar el dique de Ullum; con dos días en un hotel céntrico completamos este periplo. Un total de ocho días para una vuelta que solamente de ruta nos iba a llevar unos 900Km. Como dato curioso, el auto que alquilamos tenía 200Km libres por día (en todas las agencias de San Juan que consulté era igual, es raro teniendo en cuenta que por lo general se estila kilometraje ilimitado), por lo tanto disponía para los ocho días de 1.600Km libres, lo que en principio me pareció suficiente.
Al mirar la hoja de ruta completa, descubrí que estábamos dando toda una vuelta a la Sierra del Tontal (aparte la escapada hasta El Chiflón), y empecé a interesarme en este pedacito de precordillera.
La vuelta completa
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Qué lindo, o más bien apasionante, poder planificar un viaje como éste, con tantos increíbles y alucinantes lugares por disfrutar!!!
ResponderEliminarEnrique