El dique de Ullum, a 18 kilómetros de la ciudad, es el primero de una serie de tres diques que aprovechan el desnivel de la sierra del Tontal para generar electricidad. Continuando aguas arriba se encuentra el dique Punta Negra, y todavía más arriba en la serranía el recientemente construido dique Caracoles. Los tres se encuentran comunicados con la capital por la RP12, y por los comentarios que escuché, esta ruta continúa hasta alcanzar la RN149 camino a Calingasta, sin necesidad de hacer el rodeo por la RN40 como hicimos nosotros. Interesante alternativa llena de paisajes.
Los tres diques encadenados sobre el curso del río San Juan, aprovechando el desnivel propio de la sierra, me trajeron a la memoria a las represas sobre el río Limay, que desde su origen en el lago Nahuel Huapi hasta su confluencia frente a la ciudad de Neuquén presenta en su recorrido cinco diques: Alicurá, Piedra del Águila, Pichi Picún Leufú, El Chocón-Cerros Colorados y Arroyito, para capitalizar un desnivel de casi 500 metros entre ambos extremos.
Para llegar al dique se sale de la ciudad hacia el oeste, y al tomar la RP12 se empieza a subir por la sierra. Pasamos un poco de la entrada al dique para asomar la nariz al circuito panorámico que bordea el espejo de agua, fueron unos pocos kilómetros y volvimos para entrar al estacionamiento que está junto al paredón de la represa.
El dique
La tarde estaba un poco nublada, se extrañaba la diafanidad de los días anteriores en el desértico norte de la provincia, pero era esperable este clima en la capital. Por suerte no había amenaza de lluvia, habíamos llevado el equipo de mate, así que desenfundamos y nos pusimos a matear, mientras observábamos a unos muchachos haciendo offroad con sus motos y bicicletas.
Entre mate y mate
A nuestra izquierda se abría el espejo de agua de la represa, en la margen contraria se alcanzaba a divisar el tránsito por la RP12, que serpenteaba entre las ondulaciones del terreno bordeando el lago.
Tranquilidad
Algunos se adentraban costeando el lago, probablemente para buscar más tranquilidad. Antes de retirarnos, con el sol ya oculto tras los cerros, me asomé entre las enormes piedras para tener una visión del espejo de agua mirando hacia el oeste, hacia la puesta del sol.
Crepúsculo
Volvimos con las últimas luces, porque teníamos reservada una visita guiada al Teatro del Bicentenario.
Hall de entrada del Teatro del Bicentenario
Insólitamente, la visita había empezado antes de tiempo. Igualmente se pudo aprovechar toda la recorrida y fundamentalmente el acceso a la sala principal, sobriamente suntuosa y muy bien reputada por su acústica.
Sala principal
Sala principal
La breve visita (a caballo regalado no se le mira el colmillo, pero habían prometido otra cosa) dio pie a un paseo por la plaza, disfrutando de la iluminación led de edificios e instalaciones.
Plaza del Bicentenario
Reflejo perfecto
El Teatro
Puente peatonal al Centro Cívico
Centro Cívico
Todavía hay luna llena
Esa noche teníamos pensado cenar en el club Sirio-libanés, y cometimos el error de no reservar, confiados en que un día martes no debería haber problemas de lugar. Fue un poco frustrante ver todas las mesas vacías pero reservadas, qué le vamos a hacer. Después de una infructuosa vuelta por otra zona considerada gastronómica, terminamos nuevamente en el Español. Solo restaba hacer las valijas por última vez en el viaje.
Retorno →
Qué notable el tema de los diques en esta notable provincia! El dique de Ullum y sus dos "compañeros"! Me imagino lo buenos que habrán estado esos mates contemplando el espejo de agua de la represa!
ResponderEliminarEspectacular la foto del crepúsculo!!! Perfecta!!!
Lo mismo que las imágenes nocturnas del Centro Cívico con su puente, la Plaza y el Teatro del Bicentenario! Una pinturita!
Enrique