jueves, 7 de septiembre de 2023

Playa de Yuco

Día 8 – 26 de enero

Para el último día completo, elegimos Yuco, un conjunto de playitas en la margen norte del Lacar, camino al paso fronterizo de Hua-Hum. Este nombre, que no tiene una traducción al español, podría interpretarse como “afilado”, en alusión al perfil de la península entrando en el lago.

El trayecto a Yuco consta de unos 26 Km de ripio en buen estado, y lo mejor es llegar temprano porque no hay mucho lugar disponible para dejar el auto, aunque una vez adentro descubrimos otros estacionamientos que evidentemente, el que llega por primera vez desconoce de su existencia.

En resumen, se trata de cinco playitas a las que se accede por senderos que atraviesan el bosque nativo, en una pequeña península que se adentra en el espejo del Lacar. Las playas están numeradas del 1 al 5 y las fuimos recorriendo con ayuda de las indicaciones que aparecen en los cruces de caminos.

 

Plano de las playas de Yuco

La playa 1 está cerca de la ruta, y quizás por eso sea tan concurrida. Si bien todas tienen su encanto y su dificultad por lo irregular del terreno, esta primera no me resultó especialmente recomendable.

 

Playa 1

Mucho mejor resultó la playa 2, donde paramos a matear y darnos un chapuzón. Una particularidad de estas playas es que ocupan ambos lados de una península, como puede verse en la infografía. Esto, combinado con la frondosa vegetación y la altura de los cerros que bordean el lago, condiciona la incidencia del sol y provoca corrientes migratorias en los adoradores de Febo. Igualmente, para aquellos que no desean achicharrarse como lagartos, la topografía del lugar les ofrece la posibilidad de ocupar los buenos espacios que van quedando vacíos al avanzar las sombras. Todo esto provoca –al menos cuando las visité ese día- un incesante movimiento de personas que se desplazan con sus enseres de una playa a otra.

 

Playa 2

También hay senderitos que se encaraman a algún peñón y regalan hermosas vistas del lago y su entorno, y otros que permiten acceder a rinconcitos solitarios.

 

Vista del lago desde un sendero

Fuimos conociendo las restantes playas y adentrándonos por los umbrosos senderos que surcan la península en todas direcciones. Al fin y al cabo, toda la zona termina siendo un entretenido paseo con bonitas vistas del lago en cada punto en que uno se asoma. Cuando encontrábamos algún lugarcito, nos echábamos un rato, para luego seguir explorando movidos por la curiosidad. Terminamos integrándonos a la trashumancia que nos había llamado tanto la atención al llegar, no se puede criticar nada.

 

Solcito on the rocks

El área cuenta con una proveeduría emplazada en un claro en el medio de la península, cerca de la cual también hay fogones; esta es la única zona un poco parquizada, el resto es naturaleza agreste. Muy pocas instalaciones sanitarias, solamente vimos un conteiner que hacía de baño público, pero sus accesos estaban cerrados con candado. Vimos también algunos puestitos de comida rápida, y alguna parrilla. Por supuesto conviene ir provisto con todo lo que uno pretenda consumir, la oferta en el lugar es acotada.

 

Otra playita

El sol se fue corriendo, y terminó por corrernos a nosotros. Anticipamos la vuelta para comprar regalos y hacer nafta, ya que había que devolver el vehículo con el tanque lleno. La sorpresa vino al llegar al departamento: ¡habían arreglado el ascensor! Ironías del destino, habíamos transcurrido prácticamente toda la estadía subiendo y bajando por las escaleras, recuerdo también que subimos las valijas con la ayuda del propietario, pero las íbamos a bajar (un poco más cargaditas) por la cabina metálica con botonera.

 

Última vuelta

LagoPaimún

 

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