Día 2 (3/1/19)
de Neuquén a Esquel
Luego del descanso reparador y habiendo consumido el desayuno pobretón de la Posada del Caminante (de noche lucía más atractiva, la luz del día la devolvió a la cruda realidad), nos dispusimos a seguir viaje no sin antes reponer el auxilio roto y rearmar la llanta original, que tiene el sensor de presión del neumático.
Con su mejor buena voluntad, los
empleados de la posada trataron de ayudarme a buscar una gomería, pero no tuve
más remedio que ir recorriendo y preguntando hasta dar con una (Neumáticos
Milla, casa Bridgestone oficial) donde pude conseguir la marca y el modelo
justo. Para mi sorpresa me terminó saliendo más barato y en seis cuotas sin
interés!!! Al momento de escribir estas líneas recién voy por la cuota 3/6… (mediados del '19)
Saliendo ya de Neuquén el camino empieza a ponerse interesante, pasando por Embalse Arroyito, El Chocón – Cerros Colorados, Piedra del Águila y Alicurá (espejos de agua que incluso se pueden divisar desde la ruta), para terminar cruzando el río Limay justo en su naciente, en el extremo este del lago Nahuel Huapi.
La nueva traza de la RN40, pensada para integrar la mayor cantidad posible de atractivos turísticos del entorno cordillerano, ahora incluye la circunvalación de Bariloche para poder seguir rumbo al sur sin entrar en la ciudad y evitando cruzar su conurbano. Apenas dejamos atrás Bariloche nos asomamos al lago Gutiérrez y paramos en el ACA del lago para hacer nafta y almorzar.
Una pena constatar el estado del parador del Automóvil Club Argentino, que tenía un buen restaurante y ahora sólo sirven minutas. Igualmente la vista del lago sigue siendo magnífica.
Continuamos bordeando los lagos Mascardi y Guillelmo para cruzar el Cañadón de la Mosca, y sin detenernos dejar atrás El Bolsón, Lago Puelo y Epuyén. Evitamos Cholila y el ripio del Parque Nacional Los Alerces para llegar a Esquel por asfalto.
Nos alojamos en una cabaña
(Patagonia Encantada) junto con mis cuñados Marta y Enrique, que viajaron en avión y habían
llegado unas horas antes. Junto con ellos íbamos a recorrer una parte del periplo, tocando varios destinos hasta El Calafate.
La alegría del encuentro se matizó con una caminata por el pueblo, al que había conocido en 2008. Las horas pasaron volando y decidimos comprar comida y cenar en la cabaña. Las empanadas de La Gallega resultaron una buena elección.
Nosotros tres (Silvia, Lucía, Luis), tripulantes originales de la Renola, luego de transitar 1.800 Km en un par de días, descansábamos por fin en nuestro primer destino verdadero.
⇐ Dia 1
Dia 3 ⇒
Coincido con lo que decís del parador del ACA. Es una pena que no se le dé algún tipo de apoyo.
ResponderEliminarUna pregunta, hubo un brote de hantavirus para esa época?
AA
ResponderEliminarQué alegre y divertido fue el encuentro con Uds.! Cuántas anécdotas!
Esa acogedora cabaña fue para nosotros el comienzo de una permanente fiesta para los ojos y el espíritu.
Enrique