domingo, 7 de junio de 2020

Dia 3

Día 3 (4/1/19)

Esquel – Parque Nacional Los Alerces

La cabaña resultó confortable y el buen clima nos impulsó a dedicarle el día al Parque Nacional Los Alerces.

Recordábamos de nuestra anterior visita que la excursión se dividía en tres tramos, dos de ellos por agua recorriendo los lagos Futalaufquen y Menéndez, con una caminata intermedia para cruzar la pasarela sobre el río Arrayanes. A sabiendas de que la capacidad de las lanchas era limitada y con el temor de llegar al Parque Nacional y no encontrar lugar, preguntamos en la Oficina de Turismo y nos enteramos de que las lanchas no estaban haciendo el recorrido. Nos sugirieron ir igual y preguntar en el parque (siempre quedaba la alternativa de hacer el recorrido por nuestra cuenta).

Con esta incertidumbre a cuestas nos encaminamos al parque (55 Km desde Esquel) y ya en la entrada nos aclararon las cosas: faltaba la habilitación del muelle en Puerto Chucao, pero había unos “particulares” que hacían la navegación a cambio de una pequeña fortuna. Dadas las circunstancias, decidimos movernos por nuestra cuenta, haciendo con nuestro vehículo el camino de ripio que bordea por el este al lago Futalaufquen hasta llegar a la pasarela, para cruzar el río Arrayanes y recorrer el sendero que bordea el lago Menéndez. Al no hacer la segunda navegación, nos quedamos con las ganas de volver a abrazar al Alerce Abuelo.

Parque Nacional Los Alerces

Nos tomamos el paseo con toda calma y fuimos parando por los atractivos del camino. Destaco la Cascada Irigoyen, pero todo el entorno es de una gran belleza.

En la imagen falto yo, lo lamento pero estaba muy ocupado sacando la foto...

;)

La caminata cruzando la pasarela y recorriendo la orilla del Menéndez nos llevó bastante tiempo, algo propio de las cosas que se disfrutan despreocupadamente, y se nos pasó la hora del almuerzo.

Descartada la opción de seguir el ripio de la RP71 hasta Cholila (otra vez!) por la presencia de hantavirus en Epuyén, desandamos el camino buscando dónde almorzar y notamos con desazón cómo nos iban cerrando restaurantes y casas de comida casi en nuestras propias narices.

Llegamos de vuelta a la entrada y el panorama en Villa Futalaufquen e inmediaciones era el mismo. Pusimos rumbo a la Hostería Futalaufquen bordeando el lago por su margen oeste, y luego de una última negativa terminamos almorzando una deliciosa picada de quesos y fiambres en Regionales Fuinque (Puerto Limonao) como a las cuatro de la tarde.

De vuelta a Esquel en el atardecer, reservamos los pasajes para La Trochita. La cita era al día siguiente a las 10 hs.

Pasamos por la despensa a comprar algunas cosas y nos preparamos un salpicón de atún para la cena.

Recuerdo con zozobra que los vecinos de la última cabaña, lindera con las cocheras, estaban usando el chulengo demasiado cerca del auto, y de buenas maneras se los hice entender. Como la parrillita tenía ruedas fue sencillo tomar distancia de los autos estacionados y aventar el riesgo, porque las chispitas eran inquietantes.



Dia 2

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1 comentario:

  1. Admirable tu relato, Luis, con todos los detalles de esos parajes maravillosos!
    Qué ganas de volver a esas bellezas!

    Enrique

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