Día 9 (10/1/19)
Senderos
Nuestra primera mañana en El Chaltén nos trajo una evidencia que dio por tierra con un viejo mito: hay cajeros en esta comarca!! Cuántas veces en los comentarios de personas que visitaron el pueblo se escuchó decir que “es tan chico que ni cajeros hay”. Bueno, de acuerdo a la evidencia, ahora (y parece que desde hace unos años) sí los hay.
Recabamos un poco de info turística y decidimos encaminar nuestros pasos hacia los senderos del Parque Nacional Los Glaciares, eligiendo los de baja dificultad. La comarca tiene recorridos para todos los gustos y edades, que duran desde una hora a varios días, y con diversos grados de dificultad; nosotros buscamos empezar por algo bien sencillo.
Encaramos el mirador de los Cóndores y el de las Águilas, que son realmente accesibles y permiten una bonita vista del pueblo y los picos cercanos. El tiempo no acompañaba del todo, con una llovizna intermitente y rachas del bendito viento patagónico. El Fitz Roy no quiso mostrarse en ningún momento, siempre con nubes enredadas en sus picos.
A la vuelta recorrimos el centro de interpretación del Parque Nacional. Cabe aclarar que en El Chaltén se encuentra el acceso norte al Parque Nacional Los Glaciares y desde El Calafate se llega al acceso sur del mismo Parque.
Antes de almorzar contratamos la navegación del Lago del Desierto para el día siguiente, optando por llegar con nuestro propio vehículo en vez de tomar el tour completo.
Después de un breve almuerzo, recorrimos con el auto los primeros tramos de la RP23 (que lleva a Lago del Desierto) hasta el Chorrillo del Salto. Mientras las damas prefirieron volver caminando, los varones optamos por adelantarnos y comprar algunas vituallas para la merienda. Además, aproveché para adquirir un gorro, porque mi oído derecho no se estaba llevando bien con el viento de la Patagonia.
Vuelta a reunir la totalidad de la tripulación, intentamos el mirador de la Laguna Capri, pero desistimos por lo avanzado de la hora, no quisimos que nos sorprenda la noche en mitad del regreso.
El resto de la tarde se pasó entre mates y facturas, y otra recorrida por el pueblo. El clima, sin ser inclemente, no entusiasmaba.
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Ay, qué adrenalina nos daban esas lindas caminatas por los senderos del Parque Nacional! Y qué vistas por donde miráramos! Otra maravilla sureña!
ResponderEliminarEnrique