Una vez diagramado el trayecto, surge la primera pregunta: ¿en qué vehículo conviene hacer este viaje?
Contra todos los pronósticos, yo elijo un automóvil común y corriente, convenientemente equipado. No obstante es innegable que una camioneta o un SUV brindan mayores posibilidades y abren otras alternativas, pero prefiero adaptarme a lo que tengo.
Cuento con un Renault Megane III modelo 2016, y como en una parte del trayecto se suman dos personas más, decido agregarle un portaequipaje de 320 lts., ya que debemos llevar abrigos y el baúl del hachtback decididamente no alcanza.
Armo además un segundo auxilio, que termina resultando el primero, ya que compro una cubierta y una llanta idénticas a las cuatro del auto (y que cabe perfectamente en el buche bajo la cola), dejando el auxilio original de menor tamaño dentro del baúl como segunda alternativa.
Llevo también muchas herramientas y todo tipo de adhesivos, sellajuntas, un sellador especial para el tanque de combustible, alambre, cinta de embalar… de todo menos fósforos, que fue lo único que afortunadamente necesité a lo largo del viaje.
Armar el zeppelín fue toda una experiencia en sí misma, porque no quería hacerlo en la calle ya que sería un aviso de que nos íbamos a ausentar por mucho tiempo. Para colocar las barras tuve que sacar el auto dos minutos del garaje, pero el resto lo armé con el auto dentro del mismo y trepándome al techo. Irrepetible.
Como el viaje empezaba con muchos kilómetros por delante, lo que implicaba muchas horas de ruta, hice nafta la noche anterior a la partida y dejé todo lo más presto posible: cargué el zeppelín, guardé el segundo auxilio y todas las herramientas y repuestos en el baúl. Era cuestión de madrugar, cerrar las valijas, cargarlas y a las rutas!
Día 1 ⤇
Ante todo, la organización, saboreando ya lo que vendrá!
ResponderEliminarEnrique