Iruya
Cuando uno mira el mapa, los trayectos dentro de la Quebrada parecen cortos, aunque en la realidad hay que tomarse las cosas con calma y disfrutar tanto del camino como del destino.
Habíamos reservado este día para visitar Iruya, pero conscientes de que el camino tenía su dificultad, apalabramos un guía con vehículo propio para que nos lleve, nos espere y nos traiga de regreso. Así que nos levantamos tempranito y nos fuimos a Humahuaca para encontramos con el guía en la plaza, frente al monumento. Grande fue mi sorpresa cuando estaciono el Megáne… y veo al guía en un Clío!!
Igual yo sabía que había que cruzar dos ríos (a la postre fueron tres cruces a la ida y otros tres a la vuelta) y no estaba dispuesto a hacerlo manejado yo. Por algo el guía llevaba un par de botas y un pico en el baúl…
De la RN 9 nos desviamos hacia el Este por la RP 13, alejándonos de la Cordillera, pero esto es sólo una forma de decir.
El río Grande se cruza por un pedregal y la correntada había
movido las piedras, así que hubo que esperar que la maquinaria vial acomodara
un poco el lecho para poder pasar.
Cruzando el río Grande cerca de Iturbe
La RP 13 jujeña se convierte en la RP 133 al ingresar a Salta. El límite interprovincial se conoce como Abra del Cóndor (4000 MSNM) y está señalizado por ambas provincias.
Abra del Cóndor
Paramos a saludar a la Pachamama dejando una ofrenda en la
apacheta que está al costado del camino. Es una antigua costumbre local para
invocar la protección de la Madre Tierra durante la travesía. La ofrenda típica son unas hojas de coca.
Abra del Cóndor
Apacheta
Seguimos viaje ya en territorio salteño. Qué arbitrario el límite político, la belleza no tiene fronteras…
Planchón
Zigzag en el planchón (las 4x4 suben derecho)
La RP 133 salteña baja hasta bordear el río Iruya. La mayor parte del trayecto se hace sobre la margen izquierda del río, pero unos kilómetros antes de llegar se cruza a la otra margen para volver a cruzar ya con el pueblo a la vista.
Cruce del río ¡con un Clío!
Entrando al pueblo
Llegamos a Iruya. La plaza con su iglesia son la parada obligada.
Subimos al mirador. Despacito, sin apuro, seguimos estando a más de 2700 MSNM.
Subiendo al mirador
Había un poco de alboroto en la plaza, y se escuchaba a una banda tocar.
El pueblo visto desde el mirador
Resolana
Ermita en el mirador
Sigue el jolgorio
Emprendimos el regreso, 3 horas y media a la ida, otras tres horas y media a la vuelta.
Vamos a cruzar por última vez el río Iruya
Despedida: dejamos atrás el cañadón del río Iruya
Ya en la RN 9 y de regreso a Humahuaca, hubo tiempo para ver un poco de arte rupestre en un paraje llamado Hornaditas.
El Pintado
En la pared de piedra pueden apreciarse las figuras grabadas en bajorrelieve.
Desandando el camino y antes de reincorporarnos a la RN 9 pudimos tener una lejana vista de un sector de la cordillera que los lugareños llamaban “el espinazo del diablo”. Hoy se lo conoce como el Cerro de los 14 Colores y se puede apreciar desde un mirador a pocos kilómetros de Humahuaca. De haberlo sabido entonces…
El lánguido atardecer nos dio tiempo para una vueltita por Humahuaca y cruzar a Peñas Blancas antes de regresar.
Humahuaca visto desde Peñas Blancas
Conocer Iruya fue una maravilla, volvería con gusto al pueblito para permanecer unos días y recorrer la zona.
⇐ Susques
ResponderEliminarIruya, qué lugar inolvidable! Ya no recuerdo desde dónde fuimos, tal vez Humahuaca, sí recuerdo que el trayecto se nos hizo un poco largo y... azaroso. Pero llegar a ese pueblito encantador fue una experiencia única.
Magníficas las fotos! Las tomadas desde el Mirador, impresionantes!
Qué interesante lo de Hornaditas, con sus figuras grabadas en la roca!
Enrique