Cómo no incluir a la isla de Cuba en el imaginario de un joven profesional allá por el principio de los 90’. Pensar que en 1989 había caído el Muro de Berlín, que se había disuelto la URRS (no para todo el mundo, de hecho algunos periodistas en Argentina creyeron que todavía existe y que la vacuna Sputnik V venía de la Unión Soviética y no de Rusia… jajajajaja!!!). La épica de Fidel Castro, la presencia del Che, la música de la Nueva Trova cubana en las voces de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, el azul del Caribe y la fama de la playa de Varadero fueron suficientes para armar un viaje de Luna de Miel que incluyera a México y excluyera a Yanquilandia.
De hecho, la disolución de la Unión Soviética dio paso en Cuba al llamado Período Especial en Tiempo de Paz, que se extendió por una década y estuvo signado por el desabastecimiento y la escasez de divisas. La situación no nos pasó inadvertida, se notaba la falta de insumos básicos y cierta precariedad, suplida con la amabilidad y calidez del personal que nos atendía. Pero esa actitud no se limitaba a aquellos vinculados al turismo, puedo hacerla extensiva a todas las personas con las que tuvimos trato en la isla, me llevé la mejor de las impresiones del pueblo cubano, tanto por su educación y corrección como por sus conocimientos y nivel de información.
La coyuntura golpeaba fuerte al turismo, el INTUR (Instituto Nacional de Turismo) había acuñado una moneda homónima “especial” para turistas, con valor 1 a 1 con el dólar (esto me suena de algún lado…). Esta moneda ficticia evitaba el confronte del dólar con la moneda local, una forma de respuesta al bloqueo norteamericano pero también una manera de barrer bajo la alfombra la devaluación del signo monetario.
Siempre que puedo me traigo algunas monedas de recuerdo, aquí van tres ejemplares. El número KM# corresponde al catálogo Krause-Mishler de Monedas del Mundo.
KM#31 Moneda de circulación con la figura de José Martí y la leyenda “PATRIA O MUERTE”; en el reverso el escudo cubano. Año 1962
KM#418.2 Moneda del INTUR de veinte y cinco centavos. Año 1989
KM#419 Moneda del INTUR de veinticinco centavos. Año 1988
Las monedas del INTUR son de mala calidad, una de aluminio y la otra de latón, me hicieron acordar a los centavos de Australes.
Ya en la isla, nuestro primer destino fue La Habana. Junto con otra pareja de mieleros oriundos de Corrientes, recurrimos a un taxi para hacer el city-tour histórico del que se enorgullecen todos los cubanos, regodeándose en la expulsión del dictador Fulgencio Batista a manos de Fidel Castro, y de paso la recorrida por la pintoresca ciudad, incluido su Malecón.
Me excuso por la calidad de las fotos, son las típicas 20 x 15 en papel glossy de hace casi 30 años, escaneadas a color.
Bahía de La Habana y los dos Castillos (los fuertes que custodiaban el canal de entrada a la bahía)
Castillo de la Real Fuerza
Fortaleza de San Carlos de la Cabaña
La ciudad de La Habana tenía un aire destemplado, con señoriales mansiones y elegantes edificios muy venidos a menos. Daba pena ver las paredes descascaradas y las puertas de madera roídas. En muchas casas se escuchaba música con las puertas y las ventanas abiertas, pero discretamente, sin aturdir.
Vista de La Habana
Museo de la Revolución
El bar más célebre de La Habana, gracias a Ernest Hemingway
En varias ocasiones, caminando por las veredas, nos invitaron a pasar al interior de alguna casa, ofrecimiento que siempre declinamos cortésmente. Luego nos enteramos que era costumbre en la isla servir platos de comida casera por un módico precio a los turistas, como una forma de ingreso extra ante la crisis. Se podría decir que los cubanos inventaron el restorán "puertas adentro".
Plaza de la Revolución
Plaza de la Revolución, con la estatua al prócer cubano José Martí. Fue en esta plaza en donde empezó a reunirse el pueblo cuando los rumores del avance de Fidel sobre la capital presagiaban la inminente caída de Batista. Este hecho es recordado por el vulgo como “la pelota”, aludiendo al conato de apoyo popular a la incipiente Revolución. “Aquí empezó a armarse la pelota” repetía el taxista que nos hizo el city-tour evocando con un halo de respeto ese magno momento.
Frente a la Plaza de la Revolución, el Ministerio del Interior eterniza la figura del Che Guevara con su más célebre frase, en el sencillo trazo del artista cubano Alberto Ávila, quien se basó en una fotografía tomada por el también cubano Alberto Korda.
Ministerio del Interior
De La Habana a Varadero son unos 140 Km que cubrimos en un breve vuelo que nos permitió apreciar la costa desde el aire.
Camino a Varadero
Nuestra estancia en Varadero consistió básicamente en disfrutar de la hermosa playa y sobrellevar la deficiente infraestructura hotelera. Párrafo aparte el avión ruso que nos trasladó. Comparto una foto del bimotor, que tendría en aquel momento unos 30 años de servicio y estaba íntegramente escrito en ruso, no había en su interior un solo cartel en español.
A punto de abordar el avión.
Para nuestra sorpresa, además de los guardavidas y las instalaciones típicas de una playa, a lo largo de la costa de Varadero se apostaban militares con prismáticos cuya única misión consistía en otear el horizonte marítimo en dirección Norte. Cabe acotar que el extremo sur de la península de Florida se encuentra a escasos 150 Km de la costa cubana y es en esta zona en donde se hacían a la mar los famosos “balseros” que intentaban cruzar hacia EEUU. No obstante y por pura curiosidad nos acercamos a un militar y le preguntamos cual era la razón de su presencia, a lo que amablemente nos contestó que “vigilaba por si aparecía algún barco enemigo”… sin palabras. Por suerte el clima acompañaba y nos permitió disfrutar a fondo de la playa.
Playa de Varadero
Dentro de la estancia en Varadero hicimos una excursión de día completo a Cayo Largo, un paraíso de arena y palmeras al otro lado de la isla, en el Mar Caribe Sur. De ese día de completo solaz rescato la práctica de algún deporte náutico y una exquisita langosta servida en el almuerzo, amenizada con los típicos ritmos cubanos: cha-cha-cha y vacilón. La sencillez y rusticidad del lugar conjugaban bien con el entorno, mucho más que el decadente lujo venido a menos del hotel en Varadero.
Cayo Largo, la playa
Motito de agua en Cayo Largo
Almuerzo en Cayo Largo
También visitamos Cayo Iguana, una pequeña isla atestada de estos curiosos reptiles que parecen una rara cruza de dinosaurio con dragón pero en miniatura. En el contingente había unos italianos que parecían estar filmando un documental y que en el regreso a la lancha tuvieron un altercado con una iguana bastante grande que les cortó el paso de manera muy poco amistosa. Cuando el bicho avanzó sobre ellos el desbande fue fenomenal, afortunadamente sin consecuencias más allá del sobresalto.
Cayo Iguana
Iguana fotogénica
Quedaba disfrutar los últimos días en Varadero para volver al continente vía La Habana. La luna de miel continuó en México DF pero había terminado nuestra estancia en esta singular isla.
Me encantaría volver a Cuba!! Hermosa tierra y hermosa gente!!
ResponderEliminarQué hermoso el viaje a Cuba, Luis, cuántas vivencias en ese país tan entrañable!La ciudad tan peculiar, la gente, la música, las maravillosas playas...
ResponderEliminarAdemás, qué mejor lugar para la "luna de miel", nada menos!
Buenísimas todas las fotos, reinteresante todo lo que relatás!
Con Marta tuvimos la suerte de conocerla hace unos años. Pensar que a mí no me "llamaba" tanto ir a Cuba... Volví enamorado, y Marta ni hablar...
Enrique