Bocha solitaria
Retomando el relato sobre la excursión diurna por el Parque Provincial Ischigualasto, digamos que de la Cancha de Bochas se continúa a una parada doble: la formación geológica conocida como “El Submarino” y el novedoso museo de sitio Dr. William Sill, que no existía en nuestra visita del año 2007.
El Submarino
La erosión es implacable, nunca se detiene. El precario equilibrio de uno de los “periscopios” no resistió el paso del tiempo y no pudo mantenerse en pie, el cambio es ostensible.
El Submarino en 2007
En 2022 falta el último “periscopio”
Otra vista en 2007
Otra vista en 2022
Museo de sitio Dr. William Sill
Este museo está emplazado sobre un yacimiento real, para mostrar in situ cómo se lleva a cabo el trabajo de rescate de un fósil, por eso se trata de un museo “de sitio”.
fósil ya expuesto
La infografía y un breve video explicativo dan cuenta de las distintas etapas que se llevan a cabo en el proceso de rescate, desde el embalaje en yeso para inmovilizarlo y preservarlo, hasta la extracción para su traslado a laboratorio.
El fósil, el embalaje de yeso y la extracción
El Museo de sitio lleva el
nombre de William Sill, paleontólogo de origen norteamericano quien fuera un
verdadero precursor de la exploración en Ischigualasto (no confundir con El
Inglés de los Huesos). Atraído por la singular abundancia de fósiles en la
región, se radicó en San Juan en 1969, formando familia con una sanjuanina.
Dr. William Sill
Aunque parezca increíble, y continuando con la saga de personajes locales hilvanada en este viaje, el Dr. Sill se vio obligado a huir durante la dictadura, después de ayudar a escapar a varios alumnos suyos en la Universidad. Ya de regreso en el año 2000, y gracias a su gestión, el Parque Provincial Ischigualasto fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Falleció en 2008, y de acuerdo a su voluntad, sus cenizas descansan en el Parque al que dedicó su vida y su pasión.
El Hongo
Quizás la imagen emblemática del Parque, tanto por su monumentalidad como por el bello marco de las Barrancas Coloradas. En esta estación no hay tarimas, pero la baranda perimetral de madera impide acercarse como antaño.
El Hongo
Esta figura es otro claro ejemplo del efecto de la erosión, en donde el viento talló mucho más las capas inferiores, más blandas que las superiores. Probablemente con el tiempo esa erosión adelgace tanto la base, que la cúpula termine por desmoronarse bajo su propio peso; pero supongo que el proceso llevará los años suficientes como para que no lleguemos a verlo.
El Hongo
Se suele hablar de “erosión diferencial” cuando pueden apreciarse los distintos efectos de los agentes externos, aunque en este caso cabe acotar que la diferencia la hace la intrínseca composición de la roca, más dura en el tercio superior que en el medio.
El Hongo y las Barrancas Coloradas en 2007
Casi como un nexo entre esta parada y la siguiente etapa del trayecto, las Barrancas Coloradas son un grandioso marco para esta figura.
Hoy no se percibe diferencia con 2007
Barrancas Coloradas
Emprendemos entonces la última etapa del trayecto, un recorrido de algo más de 10 Km bordeando las Barrancas Coloradas, que dan a espaldas del cañón del río Talampaya, frontera natural con la vecina provincia de La Rioja. Acercarse a estos monumentales paredones me vuelve a emocionar como hace quince años.
Nos acercamos a las Barrancas Coloradas
El camino busca el pie de los abruptos cañones y gira, zigzagueando para contornear los paredones verticales.
Llegando al pie de los paredones
Las Barrancas Coloradas
Las moles imponen su presencia. Hasta el guía hace silencio, el espectáculo es tan grandioso que sobran las palabras.
Predomina el rojo
Los paredones desfilan ante nuestros ojos, son unos 10 Km hasta toparse con el Cerro Morado.
A la derecha queda el desierto, con sus caprichosas ondulaciones inclinadas. Un último risco parece interrumpirnos el camino.
No creo que se corra
El camino tuerce hacia la derecha al tiempo que a la izquierda se abre ante nuestra vista un cañadón.
Bordeamos el último risco
Dejando atrás las Barrancas Coloradas, aparece en el horizonte la silueta del Cerro Morado, un antiguo volcán sin actividad.
Se divisa el Cerro Morado
La parada que pasamos a izquierda no forma parte del recorrido, solamente se usa en una excursión aparte, en la que se hace un trekking al río Salado.
Cerro Morado
Ya en las cercanías del Cerro morado, unas formaciones que recuerdan a la “Paleta del Pintor” de la Quebrada de Humahuaca, son las llamadas Loberías, porque se asemejan a las manadas de elefantes marinos. Curiosamente, aparecen mencionadas como Dunas de Colores en Maps.
Loberías
Cerrando ya el circuito, y como para no olvidarnos de donde estamos, el camino cruza unos estratos inclinados casi inverosímiles, como si quisieran desafiar la habitual horizontalidad del terreno en una composición surrealista.
Digno de un
cuadro de Dalí (2007)
El ripio tenía un poco de serrucho en esta parte, y por eso la imagen del video “salta”.
Pasamos por el mismo lugar
Uno se rinde ante tanta belleza, la inmensidad no cabe en ninguna foto y solo me queda arengarlos: si pueden, vengan a verlo con sus propios ojos.
espectacular nota con fotos videos comentarios y referencias históricas
ResponderEliminarluis admira ischigualasto casi casi al nivel de w. sill
o.j.d.
Desde la perfección de la "Bocha" fotografiada, pasando por el increíble "Submarino" (qué interesante la comparación con la foto de hace 15 años, cuando había 2 "periscopios"!) y el gigantesco "Hongo" (con el hermoso fondo de las "Barrancas Coloradas"), todo hace de este Parque un auténtico festín visual !
ResponderEliminarLa historia del Dr. William Sill, impresionante!!!
Y, para culminar, el "Cerro Morado" y las "Loberías"... Sin desperdicio...
Enrique