En Jáchal el adobe no pasó de moda.
Si bien en la plaza principal y calles aledañas se van imponiendo materiales y recursos de construcción más modernos, adentrándonos unas pocas cuadras el aspecto de la ciudad cambia por completo. Las añosas casas de ladrillos de adobe, altas y frescas, desafían el paso del tiempo y los sacudones que esta tierra entrega de tanto en tanto, como para recordarnos que nada está establecido del todo, que hasta las impertérritas montañas pueden cambiar.
Es todo adobe
Pero el adobe persiste, tenaz, demostrando ser uno de los mejores recursos para estos suelos temblorosos e inestables. Y no es un invento argentino: pude constatarlo en un interesante Seminario: “Adobe, Patrimonio Mundial y Arquitectura Contemporánea – Desafíos Globales”, organizado por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Desde Arabia Saudita hasta California, desde Sudáfrica hasta Japón, desde Australia hasta el NOA, el adobe se utilizó y se sigue utilizando transculturalmente, como material de construcción sencillo y eficaz.
Ladrillos de adobe esperando ser utilizados
Por eso, el día de nuestra partida hacia el siguiente destino, después de desayunar y cargar las valijas nos lanzamos a recorrer esta ciudad, que no está rota, ni descuidada o falta de manutención; simplemente es de adobe.
La ciudad
La ciudad
El adobe no se lleva bien con el revoque
Siestita
Nos dejamos llevar, perdiéndonos por las calles interiores, pero no íbamos a partir sin despedirnos de la plaza San Martín, centro neurálgico de la ciudad.
Plaza San Martín
Plaza San Martín
El restaurante 1000
ochocientos, frente a la plaza
Una última pasada por la Parroquia de San José, también frente a la plaza:
Parroquia de San José
El Señor de la Agonía
En la Parroquia de San José se conserva esta primorosa talla en madera, que fue traída de la Villa Imperial de Potosí en el año 1783, y se la conoce también como el “Cristo Negro”.
Otro lugar con historia a pasitos de la plaza es Confitería Garcés, que lleva más de 100 años atendiendo a vecinos y turistas.
Mesa decorada en Confitería Garcés
Confitería Garcés
Historia reciente: Los problemas del agua
Hay un episodio que vincula a la ciudad de Jáchal con los problemas que suele causar la megaminería cuando está mal gestionada tanto desde el sector privado como desde el público:
En el año 2015, la rotura de una válvula en la mina Veladero, propiedad de la Barrick Gold, envenenó con material cianurado el agua de al menos cinco ríos de San Juan, entre los que se encontraba el Jáchal.
El que quizás haya sido el mayor desastre ambiental en la historia de la minería argentina a la fecha, se hizo público solo después de filtraciones y conversaciones informales entre trabajadores de la mina y los habitantes del pueblo de Jáchal.
Luego de innumerables pedidos y movilizaciones, la presión de los vecinos propició un estudio técnico sobre el agua de los ríos de la zona, el cual detectó contaminación con metales en dosis de hasta 1400 % por encima de los valores tolerables para el consumo humano.
Como es de suponer, el caso fue invisibilizado por los grandes medios, reinó la impunidad y nadie pagó por el daño causado, ni la empresa ni los funcionarios involucrados. Lamentablemente una historia repetida.
Buenaventura Luna
Vale la pena darse una vuelta por el blog que le dedica su nieto Carlos Semorile, en el cual también alude a su tío materno Juan Pablo Maestre, otro hijo de don Eusebio: <enlace>
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excelente la recorrida por Jachal
ResponderEliminarya no es solo turismo, tambien es medio ambiente con la denuncia por la contaminacion de los rios
sigue siendo Luis mi guía preferido
Osvaldo
Otra ciudad de las que me encantan! La magia del adobe! Estoy muy ligado al adobe porque en Santa Fe (New Mexico), donde vivía mi hermano prevalecía totalmente ese material, lo que le confería un aspecto muy atractivo y cálido.
ResponderEliminarQué linda la Parroquia San José, imponente la torre! Y el Cristo Negro, qué valioso, en todo sentido! La plaza, el restaurante, el almacén, la confitería, todo con ese sabor a genuino de nuestras ciudades y pueblos del interior...
Qué vergüenza lo de la contaminación del agua, increíble!
Cómo me gustaría desayunar mañana en la confitería Garcés!
Enrique