viernes, 29 de julio de 2022

Visita diurna al CASLEO

 

Subimos por el faldeo de la sierra hasta la reja corrediza que marca el acceso al Complejo Astronómico El Leoncito, y esperamos a que se haga la hora con el tiempo justo para almorzar. Fueron llegando otros autos, y a las dos de la tarde ingresamos para la visita diurna.

 

 Complejo Astronómico El Leoncito

Por fin pudimos verlo en toda su dimensión, una experiencia muy distinta a conocerlo de noche. Para aquel que quiera profundizar en el tema, dejo el enlace a la página oficial del Observatorio: <enlace>

Nos alegró volver a encontrarnos con Ariel, el guía que estaba la noche anterior; él mismo nos acompañó por todas las instalaciones del edificio que alberga al telescopio. Por supuesto, la frutilla de la visita es el propio telescopio óptico, en el nivel superior de la construcción, rematado por una cúpula giratoria de techo corredizo.

 

Telescopio Jorge Sahade

El imponente telescopio óptico posee un espejo de 2,15 metros, el más grande espejo montado en territorio argentino, y lleva el nombre de su mentor, Jorge Sahade (existe un complejo de mayor envergadura del cual Argentina forma parte, pero no está en nuestro territorio: el Observatorio Gemini, proyecto internacional que cuenta con dos enormes telescopios gemelos, uno en Hawaii y otro en Chile).

No se trata del típico “tubo” que uno imagina asomándose por el techo, porque cuando el telescopio está en operación la cúpula se abre pero el aparato permanece dentro en completa oscuridad, para evitar eventuales reflejos que degraden la imagen por encandilamiento. El telescopio en sí es la estructura blanca, el gran espejo está en la base de esa estructura y refleja hacia el cilindro negro superior que recoge las imágenes. Toda la montura azul permite el seguimiento automatizado de los astros, compensando la rotación y la traslación terrestre.

 

La cúpula

Este Complejo tiene más de cincuenta años, pero el equipamiento se ha ido renovando, para adecuarse a nuevos paradigmas. Hoy en día los astrónomos no necesitan trasladarse hasta el CASLEO: trabajan de manera remota desde cualquier parte del mundo. En el Complejo sólo habitan los técnicos que operan y mantienen las instalaciones, la información viaja por internet.

El nivel de sofisticación del equipamiento es asombroso; por citar un ejemplo, el guía me comentaba que el primer amplificador de video se refrigera con hidrógeno líquido para maximizar la pureza de la imagen.

 

Equipamiento

Por otra parte, el edificio es antisísmico, pero igual cuenta con una estación sismográfica porque el telescopio es tan sensible que aún un mínimo temblor amerita la revisión de las imágenes colectadas.

Dentro del edificio se encuentra también una campana de vacío que se utiliza para restituir la película de aluminio que recubre el espejo principal y le da su carácter reflectante. Esta tarea se realiza periódicamente cada cierta cantidad de años, debido al natural deterioro de dicha película por el transcurso del tiempo. El espejo de 2,15 metros se introduce en la campana, que se sella y se produce un alto vacío en su interior. En esta condición, unos filamentos incandescentes dentro de la campana evaporan delgadas láminas de aluminio, y estos vapores metálicos se depositan en la superficie de vidrio para espejarla. Todo el proceso, incluido el desmonte del espejo y su recolocación, lleva varios días, en los cuales el telescopio queda fuera de operación.

 

Campana de vacío

El Complejo Astronómico se distribuye en tres áreas: la primera comprende el telescopio óptico más otro telescopio solar en una elevación cercana, la segunda área contiene los módulos habitacionales y el comedor (que conocimos la noche anterior), y una tercera en la cima del cerro Burek, a unos 8 Km, que cuenta con más telescopios de distintas características y otro tipo de instrumental, instalados por diversos convenios celebrados entre Argentina y varios países.

 

Telescopio solar próximo al telescopio óptico

A la vuelta, ya al pie del cerro hicimos un alto donde inicia un sendero de trekking, pero desistimos de la caminata, solamente tomamos unas últimas fotos del Complejo en lo alto de la serranía.

 

La luna no se quiso perder la foto

 

Ubicación privilegiada

Había que seguir viaje, pero volvería con ganas en otra época del año para aprovechar todas las actividades que ofrece el Parque y por qué no, una nueva visita.

El último tramo de camino bajando del Parque Nacional para alcanzar nuevamente la RN149 nos regaló esta vista del Barreal Blanco, con la cordillera nevada de fondo.

 

Volviendo al asfalto

 

El Alcázar – Tamberías

Parque Nacional El Leoncito


jueves, 28 de julio de 2022

Parque Nacional El Leoncito

Bienvenida

Salimos del Barreal Blanco para ingresar al Parque Nacional El Leoncito, cuyo acceso está justo enfrente, simplemente cruzando la RN149. El camino empieza a subir, acercándose al pie de la sierra.

 

Se terminó el asfalto

Tal como sucede en la mayoría de los Parques Nacionales, al ingresar se termina el asfalto. Esto, que podría parecer una cuestión de costos o de poca consideración hacia el visitante, responde a una premisa de minimización del impacto ambiental, porque la obra vial que se necesita para asfaltar una carretera requiere movimientos de suelo, y el uso de asfalto y otros subproductos del petróleo que generan una alta contaminación. Cabe mencionar también la destrucción de la flora y migración de la fauna local, a consecuencia de la actividad propia de la obra. En ese sentido, el camino de ripio, que requiere comparativamente muy poca obra, resulta más adecuado a estos fines.

El Parque se encuentra íntegramente dentro de la Sierra del Tontal, y entre sus atractivos se encuentran obviamente los observatorios, pero además cuenta con senderos de diversa dificultad y miradores que regalan hermosas vistas de su entorno. Entonces la propuesta de este día era también recorrerlo y disfrutar de sus otros encantos.

 

Trepando a la Sierra del Tontal

Ya el camino es un espectáculo en sí mismo, y pensar que el día anterior lo hicimos de noche. A poco de bajar al ripio, un desvío nos lleva a la primera parada: el mirador “Las provincias naturales” se eleva en una posición estratégica que permite apreciar tres ambientes muy distintos entre sí: el monte, la puna y el alto andino.

 

Monte, Puna y Andes

En este entorno, se considera monte por debajo de los 3.000 msnm, y de los tres ambientes es el que más se adapta para la vida humana. Recordemos que el valle a nuestros pies está a 1.600 msnm.

Por encima de los 3.000 msnm se encuentra la puna, representada en esta ocasión por la Sierra del Tontal. En este entorno el frío se vuelve intenso y casi no llueve, lo que limita la vegetación a unos pocos arbustos dispersos.

 

Los Altos Andes

Superando los 3.500 msnm nos encontramos con los Altos Andes, entorno inhóspito y de frío extremo que abarca los cordones cordilleranos. Las precipitaciones, más abundantes que en los otros ambientes, no caen en forma de lluvia sino de nieve, la que se acumula en la cima de los cerros para formar ríos de deshielo, que aumentan su caudal en los meses estivales.

Pero es este ambiente, el más extremo de todos, el que permite el desarrollo de la vida en los valles interiores, ya que el caudal de los ríos arrastra material aluvional que sedimenta río abajo, creando áreas fértiles.

 

El Barreal Blanco

De yapa, al pie de las montañas nevadas se divisa el Barreal Blanco, incólume en su aridez.

Del mirador nos fuimos al puesto del guardaparques, para consultar sobre el otro observatorio, el CESCO, del que no teníamos mucha información, pero el guardaparques nos recomendó hacer la visita diurna en el CASLEO, a pesar de que ya lo conocíamos de la visita nocturna. Como estábamos sobre el mediodía y el siguiente turno de visitas era a las 14 hs, decidimos acercarnos igual al CESCO, que está próximo al puesto. Subimos y estaba todo cerrado, ni siquiera un mísero cartel que informe los horarios de atención. Empezaba a entender la sugerencia del guardaparques.

 

Estación Astronómica Ulrico CESCO

Volviendo al camino nos detuvimos en un segundo mirador, estábamos a mayor altura y las vistas eran espectaculares.

 

Vista desde el mirador

El paisaje semiárido se debe a las escasas precipitaciones, menores a 100 mm por año.

 

El CESCO visto desde el mirador

Mirando en dirección al acceso al Parque, una frondosa alameda nos indica la única presencia de agua, en este caso se trata del arroyo El Leoncito.

 

Arroyo El Leoncito al pie de la sierra del Tontal

Toda la zona de Cuyo se caracteriza por el manejo del agua mediante acequias, lo que permite contar con este vital recurso durante todo el año.

 

Otra vista desde el mirador

Buscando referencias dentro del Parque, en la siguiente foto se puede apreciar a la derecha el Observatorio Ulrico CESCO, y en el centro de la imagen las instalaciones del CASLEO, apenas unos puntitos blancos en lo alto de la sierra.

 

Los observatorios

Bajando del mirador, dimos una vuelta por el camping, que permanecía cerrado, antes de rumbear para la visita diurna al CASLEO.

 

Visitadiurna al CASLEO

Pampa del Leoncito

miércoles, 27 de julio de 2022

Pampa del Leoncito

Del mirador de Cordón Andino partimos hacia la Pampa del Leoncito o Barreal Blanco, que se encuentra unos 30 Km hacia el sur y le da su nombre a la ciudad.

En rigor, nos proponíamos repetir el trayecto hecho en la noche anterior hasta el CASLEO, para recorrer el Parque Nacional El Leoncito y hacer una visita diurna quizás al otro observatorio, conociendo previamente el Barreal Blanco, que tiene su entrada justo enfrente del acceso al PN.

La RN149 ofrece un paisaje singular en este tramo: nos desplazábamos hacia el sur, con las cumbres nevadas de la cordillera a nuestra derecha, y la Sierra del Tontal, de piedra desnuda y policroma, a nuestra izquierda. Por momentos la ruta bordea el pie de la sierra, en otras ocasiones se acerca al río Los Patos, que corre en dirección contraria.

Entrar al Barreal Blanco es como sumergirse en otro mundo, dejamos el auto a la orilla de ese mar estático y caminamos rodeados de un silencio y una quietud casi absolutos, cobijados por montañas y serranías, con el viento acariciándonos el rostro.

 

De fondo la sierra

El barro seco es bastante blando, cruje al pisarlo y se nota con toda claridad la diferencia entre la huella de un auto y la de un carrovela. Las angostas ruedas de los carrovelas apenas marcan el terreno, mientras que los neumáticos dejan una huella ancha y con cierta profundidad, que supongo que perjudica el andar de los livianos vehículos impulsados por el viento. Ya venía prevenido de circular con el auto por el barreal por este motivo, y efectivamente me abstuve de hacerlo.

 

Caminando hacia la nada

El barreal es el vestigio de una laguna, cuyo fondo de sedimento arcilloso terminó expuesto, secándose y endureciendo, para otorgarle a la superficie una planicidad perfecta. Al día de hoy no se conoce otro lugar así en el mundo, y solo algunos salares pueden presentar esta característica. A dicha cualidad se le suman los vientos que dominan esta llanura desértica, los que permiten la práctica de carrovelismo, singular deporte que aquí se practica desde los años ‘70. Por los comentarios que escuché, los buenos vientos soplan de tarde, pero nosotros pasamos temprano y disfrutamos del barreal en solitario, lo cual ya es una experiencia en sí misma.

 

Paneo en toda la vuelta

Empiezo el paneo mirando al este, hacia la Sierra del Tontal, y al girar hacia mi derecha la extensión del macizo precordillerano se pierde en dirección sur, como yendo hacia Mendoza, para dar paso a las cumbres nevadas del Mercedario y el Cordón de Ansilta al oeste (desde aquí no se divisa el Aconcagua). Sigo volteando hacia el norte, mirando hacia La Rioja, para terminar encontrando nuevamente el Tontal en el este, al completar el giro.

 

Desierto de barro seco

Se siente la inmensidad de la nada, viene a mi mente el recuerdo de Salinas Grandes, otra gran planicie enmarcada por montañas, pero absolutamente blanca. Aquí, el color de la arcilla seca resulta hasta un poco inverosímil, parece pintada, pero no se puede concebir a este fenómeno como producto de la mano del hombre.

 

Se divisa el cerro Mercedario

En cierta medida el Barreal plantea una paradoja: estamos en un valle, rodeados de tierra fértil, cerca del curso de un río que se torna caudaloso varios meses al año, pero en esta pampa no creció ni crecerá nada; la vida aquí es sencillamente imposible.

 

Parque Nacional El Leoncito

Mirador de Cordón Andino